
Tras los meses de espera y los diversos preparativos para viajar a Rusia por libre, llega por fin el momento de poner la alarma (a las 2:50 aouchhhh! ) y comienza nuestro viaje a Rusia.
¡Rusia, Allá vamos!

Nuestro vuelo es de los más madrugadores de Barajas y es que sale a las 6 de la mañana. Lo que quiere decir que tenemos que estar 3 horas antes (nosotros siempre apuramos a 2 :-)) y a las 2:50 de la mañana está sonando el despertador.
Aunque apenas hemos dormido, nos levantamos con ese cosquilleo en el estómago con cada nuevo viaje que empezamos.
Como vamos con los padres de Rafa (entre otras personas, al final somos un grupo de 10 personas), contratamos un Cabify que nos recoge en la puerta de casa y después recogemos a sus padres. El precio total han sido 30€ con un descuento que tenía yo de 5€.
A las 3.50 estamos entrando en el aeropuerto. Creo que nunca en un viaje he estado tan pronto. Pero esta vez tenemos que facturar maletas (que no entiendo en qué momento se nos ocurrió facturar y pagar de más).
Las horas que son y hay muchísimo movimiento en el aeropuerto y es que creo que en Barajas nunca he visto el aeropuerto tranquilo.
Volamos con Swiss y la verdad que no tenemos ninguna queja.

Tras esperar la gran cola facturamos las maletas y nos disponemos a esperar en la puerta de embarque de nuestro primer vuelo con destino Zúrich, aunque en esta ocasión no lo visitamos ya que la escala es de 1 hora solamente.
El vuelo sale puntual a las 6 de la mañana.
En el avión tenemos pantallas donde nos va mostrando la distancia que hemos recorrido y lo que nos queda pendiente. Me encantan estas pantallas porque no puedo evitar recordar viajes pasados e imaginar nuevos cuando voy viendo las ciudades sobre las que vamos sobrevolando.

Vemos un precioso amanecer desde al avión como nos pasó en New York, mientras sobrevolamos los Alpes completamente nevados. ¿Y es que puede haber algo mejor que ver amanecer desde un avión camino de alguna parte?

Si, con el desayuno calentito. Y eso nos pasó, que cuando amaneció nos trajeron el desayuno.
Un café, un bollo suizo y una chocolatina. ¡Nos encanta Swiss!
Llegamos puntuales a las a Zúrich a las 8:20.
El siguiente avión con destino San Petersburgo está en la otra punta de la terminal y nos toca correr un poco, ya que el siguiente avión sale a las 8:45.
Pero vemos que somos muchos los que tenemos que hacer esta conexión, así que no nos preocupa mucho. Aunque llegamos bien y aun así nos toca esperar un poco a comenzar el embarque.
En este avión también nos dan un desayuno-comida, que en esta ocasión deja mucho que desear. Nos dieron una especie de tortilla-empanada (no era nada identificable) que sabía a demonios. Ninguno de los 10 fue capaz de comérsela.

El resto del vuelo se pasa más o menos bien y es que con lo poco que hemos dormido no es difícil dar alguna que otra cabezadita….
Llegamos al aeropuerto de Pulkovo en San Petersburgo entorno a las 15:30.
Y como dato curioso, lo primero que vemos nada más bajarnos del avión es un Starbuck. ¡viva la globalización! que lo mismo es bajarte de un avión en España, En Estados Unidos o en Rusia, las franquicias son las mismas.
Seguimos al resto del avión y de manera excelentemente ordenada llegamos al control de pasaportes.
Aquí estamos un poco nerviosos, no lo vamos a negar, a pesar de que llevamos toda la documentación en orden.
Mientras esperamos que nos toque, vemos como una pareja de asiáticos que viajan con los padres de alguno de ellos, de repente sale el guardia de la garita y se lleva a la chica con él, cosa que nos asustó un poco.
Comenzamos a pasar de dos en dos, porque varias personas con las que vamos no hablan inglés.
Te miran de arriba abajo, detrás tienes un espejo, por encima de tu cabeza en el que sientes que también te están mirando. Miran varias veces al pasaporte y a ti. Para asegurarte que eres quien dice tu pasaporte. Momentos de tensión. Te preguntan en inglés que en qué avión has llegado. Y de repente te ponen el sello para que puedas entrar en el país. ¡Bienvenido a Rusia!
La verdad que han sido unos momentos tensos y lentos, y más después de ver cómo se han llevado a la chica, que vemos aparecer al rato largo.
Al final pasamos todos sin incidentes. Bueno la primera anécdota del viaje, después de pasar de dos en dos, hubo un momento que no les pareció normal y dijeron que únicamente pasaran de uno en uno. Menos mal que los que no hablaban inglés pasaron los primeros.
Respiramos tranquilamente y nos dirigimos hacia la salida.
Lo primero que hacemos es buscar un cajero para sacar algunos rublos.
Yo utilizo la Bnex para sacar dinero en el extranjero y aquí os contaba qué tarjetas usamos para viajar.
Estamos tan acostumbrados a tener internet en la palma de la mano que no sabemos vivir sin ello, al menos yo. Pues resulta que al ir a sacar dinero y con mi terrible cabecita que tengo, tenía que consultar el pin para poder sacar dinero. En la aplicación de Bnext puedes consultar el pin en cualquier momento, pero claro necesitas datos.
Así que nada, no pude sacar dinero por mi mala cabeza. Menos mal que otro de los integrantes del grupo si pudo, y nos apañamos con eso.
Si venís a Rusia, os será de mucha utilidad contratar una tarjeta prepago o comprarla allí, porque será muy útil. Nosotros no lo hicimos porque nos confiamos que íbamos con una pareja que hablaba ruso, pero nos hubiera venido muy bien en ciertas ocasiones.
Cómo llegar del Aeropuerto de Pulkovo a San Petersburgo
Para llegar al hotel que teníamos reservado en San Petersburgo cogimos 3 taxis para los 10.
Nosotros normalmente viajamos por nuestra cuenta, porque suele ser más económico. Al ser tantos decidimos no complicarnos y que nos dejaran en la puerta del hotel.
Realmente siendo tantos nos salió bastante bien de precio, porque los taxis en Rusia no son caros.
Justo antes de llegar a la sala de las de recogida de maletas hay un mostrador en que contratas el taxi y ya te dicen el precio final que vas a pagar en función de tu destino.
La verdad es que está genial porque así te ahorras disgustos o taxistas que te la quieran liar.
El precio para 3 taxis fue de 3.900 rublos (52€ en total) por lo que pagamos 5.20€ Por persona.
Puedes llegar al centro de San Petersburgo en tren o autobús y los precios rondan los 30-40 rublos por persona.
Tardamos aproximadamente en llegar 30 minutos. Por el camino nos sorprenden los edificios tan mastodónticos y las avenidas de 5 o 6 carriles. Nada que ver con New York.
Dónde alojarte en San Petersburgo
Llegamos al Hotel Adagio on Isaakiyevskaya (del que os hablamos en esta entrada)
Según entrabas tenías que subir unas escaleras, ya que la entrada estaba en la tercera planta.
De estilo rococó, pero parece anterior a la Primera Guerra Mundial. Muy desolador, y viejo. Nos preocupamos demasiado pensando en qué sitio nos habremos metido.
Pero como os contaba en la entrada del alojamiento, al llegar a la recepción es todo completamente nuevo. Todo reformado, habitaciones espaciosas. Todo escrupulosamente limpio y además tenemos un precioso yacuzzi en nuestra habitación.

Algunos afortunados tienen vistas a la Catedral de San Isaac.
Una vez instalados, dejamos las maletas y nos vamos a conocer San Petersburgo.
Aunque antes buscaremos un lugar donde comer. Son cerca de las 4 de la tarde y sabemos que no va a ser tarea fácil primero, encontrar un lugar donde comer a estas horas, segundo una mesa para diez.
Preguntamos en un restaurante que tenía buena pinta, pero no tenían mesa para tantos. Decidimos dividirnos en grupos más pequeños, pero no terminaron de entender que no nos importaba comer en mesas de 2, 3, 4 o lo que fueran. Y nos respondieron un poco mal.
Donde comer barato en San Petersburgo
Finalmente encontramos un local estilo comida rápida, pero típica rusa. Y la verdad que tenemos que decir que nos gustó muchísimo. No nos pusieron pegas para los 10 que éramos (aunque evidentemente nos tuvimos que dividir en dos mesas), los platos que pedimos son los típicos de la comida rusa, pero a precios muy competentes.
Tenemos que decir que todo estaba buenísimo.
Se llama Tepemok y varios por la ciudad. En Moscú también comeríamos en otro.
Los platos que pedimos fueron sopa de queso, plemini con salsa agria (son una especie de rabioli) y blini de salmón para compartir (una especie de crepes) y medio litro de cerveza para cada uno por 11€ (dos personas).
Aquí nos dimos cuenta de que al menos en este viaje, sed no íbamos a pasar, porque la cerveza la ponen siempre (SIEMPRE) en jarra de medio litro y son extremadamente baratas. Éstas en concreto salían a 1.70€ cada una,
Después de comer o casi cenar, nos vamos a ver la Catedral de San Isaac, que nos han dicho que por dentro es espectacular.

No tenemos suerte y ya nos la encontramos cerrada. Así que habrá que volver en otra ocasión.
Decidimos ir andando al Hermitage, pero de camino nos vamos encontrando edificios preciosos. Aquí nos damos cuenta de que San Petersburgo no nos va a dejar indiferentes.

Como la Torre del Almirantazgo, una impresionante mole construida entre 1806 y 1823 y que fue sede de la Escuela de almirantes imperiales rusos.
Desde aquí tenemos unas vistas impresionantes de la Catedral de San Isaac, con su grandísima cúpula dorada. ¿Será oro todo lo que reluce?
Continuamos caminando hacia el Hermitage y ya lo vemos desde lejos, al otro lado de la calle. Pero aquí las calles no son como Madrid y hay 3 carriles por sentido y mucho, muchísimo tráfico, por lo que no es factible cruzar a lo loco. Al menos no queremos morir nada más llegar.

En San Petersburgo tendremos que buscar los pasos de peatones y no encontraremos ninguno hasta los extremos de las calles, lo que va a resultar un largo paseo.

Esto hace que para poder llegar al Hermitage tengamos que llegar hasta la orilla del río Nevá, lo que nos hace tener una visión más global de todos los Palacios que nos encontraremos en San Petersburgo. También vemos a lo lejos la fortaleza de San Pablo y San Pedro, que visitaremos mañana.
No podemos evitar hacer algunas fotos en este lado del río, pero no estamos mucho porque la emoción nos puede de llegar hasta el precioso palacio del Hermitage.
Tras cruzar una infinidad de pasos de peatones, llegamos a la plaza del Hermitage y nos quedamos completamente anonadados por la belleza que tenemos ante nosotros.

Ya no es la luz, que por estos lares y rozando como estamos casi las noches blancas, ya que por estos lares la luz es diferente, si no es el aire aristocrático que desprende la plaza, la esencia del palacio, su belleza, su grandiosidad. No encuentro palabras para describir lo que este lugar nos transmite. Y por supuesto, las fotografías no le hacen justicia. El tamaño tan impresionante que tiene la plaza y el edifico que sin duda se lleva todas las miradas, el Palacio de Invierno de Catalina, lo que hoy es el Hermitage.


Estamos un rato haciendo fotos, aunque hoy la temperatura es muy fría y nos quedamos helados.

Continuamos paseando y llegamos a uno de los canales de San Petersburgo. Son muchos los que cruzan está impresionante ciudad. No hay palabra que defina mejor a esta ciudad.
El grupo, como están helados de frío y lo que será la tónica del viaje, muy cansados (apenas hemos andado hoy) deciden coger un barco para entrar en calor.
A mí la verdad es que ahora mismo no me apetece y aunque hace frío me apetece pasear.

Unos momentos tensos en los que todo el grupo insiste en que entremos en el barco y nosotros que no, que no nos apetece. Por cosas como ésta no me gusta viajar con tanta gente. Me gusta viajar a mi manera y hacer lo que me apetece en ese momento. Está sería la primera de muchas en las que para mí fue un error viajar en un grupo tan grande.

Total, que tras insistir varias veces los vendedores incluidos (con lo que me gusta a mí que me presionen para que haga algo), ellos se montaron en el barco y Rafa y yo nos quedamos (por fin) un rato a nuestro aire.

Comenzamos a caminar sin rumbo fijo y sin mapa. Como nos gusta hacer a veces. Así llegamos a la Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada y aunque está llena de andamios nos impresiona mucho. Las cúpulas, los colores que tiene. La altura que tiene.

Una vez más, la palabra que nos viene a la cabeza es impresionante.

Aquí descubrimos que aunque es Abril hay puestos que venden vino caliente y nos trasladamos por unos momentos a los Mercadillos Navideños de Colonia o del Valle del Loira en Navidad, aunque nos falta la decoración navideña, el frío en estos momentos podría ser comparable al de invierno que hayamos vivido en cualquier ciudad que hayamos visitado en nuestros viajes navideños.

La temperatura es muy fría y es que llegaremos a estar entre 2 y 0°, además que al estar lleno de canales hay mucha humedad.

El vino caliente especiado está riquísimo, de los mejores que hemos probado además únicamente nos ha costado 99 rublos, poco más de 1€
Una pena que sólo hayamos comprado un porque a los dos nos sabe a poco.

El vino nos entona el cuerpo y podemos seguir descubriendo está maravillosa ciudad.

Paseando entre canales y sin rumbo fijo descubrimos una ciudad que ya nos ha enamorado completamente y apenas llevamos unas horas en ella.
Llegamos a la Catedral de Kazán, aunque en eso momento lo desconocemos.
Es uno de los iconos más venerados de Rusia. Es un templo ortodoxo, pero este es de planta circular con una gran columnata que contiene 96 columnas.

La catedral de Kazán fue percibida por sus contemporáneos como un monumento a las victorias militares de los rusos en la guerra contra Napoleón

Sin darnos cuenta nos encontramos de bruces con la Avenida Nevsky, la calle más comercial y animada de San Petersburgo.

Y descubrimos por primera vez el carácter un poco cuadriculado de los rusos, y es que los pasos de peatones tienen los dos lados marcados para cruzar en función de en qué sentido estés cruzando.
Es algo que veremos mucho tanto en pasos de peatones, como en el metro, trenes. etc.

Poco a poco regresamos porque ya hemos consumido casi la hora del recorrido del barco y nos toca volver a buscar al resto del grupo.
¿Os hemos dicho que esta ciudad es una de las ciudades de la luz? Quizá nos acabemos de inventar es afirmación, pero fijaros ¡qué luz y qué colores!

¡Qué pena con lo a gusto que estábamos!

Mientras hacemos tiempo porque el barco aún no ha regresado, nos asomamos por un canal y llegamos la zona del río Nevá, donde el cielo ya está en tonos naranjas descendiendo inevitablemente, pero aún queda un rato de luz.
Aquí es donde nos damos cuenta de que lo de las noches blancas es una maravilla y es que el atardecer dura mucho más de lo que puede durar en Madrid.

Una pena no haber venido un mes más tarde para verlos en pleno esplendor.
Yo, como siempre, me quedo con las ganas de quedarme allí haciendo fotos, pero hemos quedado con el grupo (que en qué hora …) y tocar volver a buscarlos.

En seguida llegan y nos cuentan lo maravilloso y fantástico que ha estado el crucero.

Yo no me arrepiento de habernos ido por nuestra cuenta a descubrir un poquito la ciudad, porque entre otras cosas hemos podido comprobar el porqué del nombre de las noches blancas, aunque estamos a más o menos un mes de su máximo esplendor.

El día ha sido largo y estamos cansados así que buscamos un lugar donde cenar y tampoco queremos alejarnos mucho, aunque creemos que, por esta zona, nos meterán un buen sablazo.

Pero antes estamos un buen rato haciendo fotos en la plaza del Hermitage, o conocida como la plaza del Palacio (Dvortsóvaya Plóshchad) está a estas horas preciosa, con una luz que no somos capaces ni de captar ni de describir.

Muy cerquita del Hermitage encontramos un sitio que aparentemente, tiene muy buenos precios.

Aunque aquí viviremos el momento más surrealista del viaje y creo que de nuestra vida viajera.
Entramos los 10 al calor, del llamémosle restaurante, ya que recordad que hoy la temperatura es muy fría y estamos a unos 2° y con la caída del sol han caído más en picado las temperaturas.
Bueno continuamos. Entramos al restaurante y nos encontramos un local completamente vacío, pero tampoco nos extrañó porque es bastante pronto y además mañana aquí es día laborable por lo que entendemos que la gente se retira pronto.
Preguntamos si podemos cenar y nos dicen que no. No entendemos muy bien porque el lugar está vacío. Nos dicen que necesitamos reserva.
Vale ok está vacío, pero si necesitamos reserva podemos venir mañana. Vemos un movimiento un poco raro y los vemos reticentes a hacernos reserva para mañana.
La conversación tiene lugar entre ruso e inglés, pero ni siquiera en ruso nos entienden.
Nos vuelven a preguntar que qué queremos y les decimos que cenar pero que si queremos cenar necesitamos reserva y volvemos a decir que entonces reservamos para el día siguiente.
Así estamos un rato y nosotros no entendemos nada.
De repente nos dicen que nos sentemos en una mesa y creemos que por fin nos han entendido y vamos a cenar.
Empezamos a acomodarnos y quitarnos los abrigos, bufandas…pero no. ¿Empieza a venir un montón de gente que vuelven a preguntarnos lo mismo y es como tener un dejá vú, “que queréis?”, “¿Queremos cenar”, “necesitamos reserva “pues reservamos para mañana”, “pero queréis cenar?, “si, queremos cenar, pero si necesitamos reserva, queremos reservar para mañana”

Surrealista total, de verdad. Después de un buen rato de conversación de besugos parece que llegan a entender lo que nosotros queremos y nos dicen que somos muchos y que no van a poder atendernos adecuadamente (no entendemos muy bien, pero dicen eso realmente) y que si nos importa pasar al “bar” que está justo al lado.
Decimos que no, claro que no nos importa y nos llevan entre pasillos oscuros (parece que estamos en una película de miedo y aquí es cuando nos descuartizan) y por fin llegamos a lo que parece más una cafetería que un restaurante.
Para nuestra sorpresa el lugar está completamente vacío y somos los únicos clientes del lugar.
Aunque como somos muchos en un momento llenamos de risas el lugar y comentamos lo raro de la situación.
Al final cenamos muy bien y con precios que son realmente de risa. Salimos por cabeza a 11€ con varios platos, cervezas varias e incluso postre. ¡Y todo está riquísimo!
Al final terminará siendo nuestro lugar y volveremos varias veces para cenar porque nos ha sorprendido muchísimo.
Cuando terminamos de comer salimos por la puerta y para volver a la Plaza del Hermitage, pasamos inevitablemente por el “otro lugar” y es una especie de sótano, o al menos está por debajo del nivel de la calle y al pasar vemos sus ventanas. Y lo que descubrimos es que el lugar quizá no era un restaurante, solo quizá…. ¡Si no más bien un club de alterne!
Ya podéis imaginar nuestras caras y ahora entendemos la situación tan surrealista que hemos vivido hace un rato.
No podemos parar de reírnos y ya será una anécdota divertida el resto del viaje.
Cuando salimos del restaurante ya es noche cerrada y las calles se encuentran completamente desiertas y hace muchísimo frío. Estamos terminando abril y la temperatura roza los 0° grados. No queremos ni imaginar el frío que tiene que hacer aquí en invierno.

Aun así, nos encontramos una ciudad casi más bonita de día, iluminada completamente.
Cada edificio por el que pasamos, el más insignificante es un gran palacio.

Aunque el cansancio nos puede y es que apenas hemos dormido hoy, el día ha sido muy largo, pero yo no me quiero ir a dormir, quiero disfrutar de esta noche y hacer mil fotos, aunque como siempre sin trípode y a mano alzada no salen tan bien como me gustaría, pero hay mucha luz y alguna queda decente.

Prácticamente me llevan a rastras al hotel, pero todos están muertos de frío y de cansancio. ¿por qué no se habrán abrigado?
Y así nos despedimos por hoy de una ciudad que ya nos ha enamorado.

Finalmente llegamos al hotel y es que ha sido un día muy largo. Pero no podemos terminar de otra manera que disfrutando del jacuzzi….aunque eso ya es otra historia…
Aquí podéis leer todas las entradas del viaje:
- Viajar a Rusia por libre: Ruta y alojamientos
- Preparativos y presupuesto para viajar 8 días a Rusia por libre
- Guía de viaje. 8 días en Rusia por libre
- Las mejores fotos de San Petersburgo
- Guía. Viajar a Rusia 8 días por libre. Día 1, llegada a San Petersburgo.
- Guía. Viajar a Rusia 8 días por libre. Día 2, San Petersburgo.
- Guía. Viajar a Rusia 8 días por libre. Día 3, El modesto Palacio de verano de Catalina.
- Curiosidades del palacio de Invierno, El Hermitage
- Las estaciones de metro más bonitas de San Petersburgo
- Guía.Viajar a Rusia 8 días por libre. Día 4. San Petersburgo y Flecha Roja a Moscú
- Las galerías GUM, uno de los centros comerciales más bonitos del mundo.
- Día 5. Llegada a Moscú desde San Petersburgo
- Día 6 Moscú. Los siete cojones de Stalin
- Día 7 Moscú. El Kremlin de Izmailovo
- Las estaciones más bonitas del Metro de Moscú
- Día 8 Moscú, Conquistando el espacio y vuelta a casa
- Dónde comer en San Petersburgo
- Donde comer en Moscú
- Por qué es un error viajar a Rusia en Mayo