Un día en los Combates Medievales de Belmonte
Belmonte es un pequeño pueblo de la provincia de Cuenca, que está a unos 150 km de Madrid, por lo que podemos hacer una excursión desde Madrid en un día, y en aproximadamente en hora media nos plantamos en este pueblo, que no está carente de atractivo delos que os iré contando en esta entrada.
Pero si además tu visita coincide con las Jornadas de Combates Medievales que tienen lugar en esta localidad la última semana de Agosto, te garantizamos que te irás a casa con un buen sabor de boca y la tarjeta de memoria llena de imágenes de este día.
Pero sigue leyendo que comenzamos la visita….
En estos días tienen lugar los llamados Combates Medievales. Y os preguntareis qué es esto.
Pues bien, es una disciplina de combate donde los combatientes van vestidos con armaduras completas, que son réplicas reales de armaduras de los siglos XVI y XVI.
Estos combates son a nivel internacional y participan diferentes países, teniendo lugar en este pequeño pueblo de Cuenca, donde se celebran las semifinales y el último día del evento, la final.
Así que pinta bastante interesante ¿verdad?
Es un caluroso sábado del mes de Agosto, así que se nos pegan las sábanas así que nos levantamos más tarde de lo previsto, pero no vamos a dejar pasar esta oportunidad y ponemos rumbo a Belmonte con nuestro gps como guía.
Por lo que tras aproximadamente una hora y media de viaje y por una carretera bastante tranquila llegamos a Belmonte, donde ya se ve el ambiente festivo. Decidimos subir con el coche hasta el Castillo para ver si podemos aparcar. La suerte está de nuestras parte. No sólo podemos aparcar, sino que apenas hay coches y aparcamos prácticamente a escasos 100 metros de la entrada al Castillo.
Pagamos un precio de 16€ por persona. Nos parece un precio un poco alto, aunque entendemos que la visita normal al Castillo será más barata cuando no haya combates.
Pero como hemos venido a ello y no hemos reservado por Internet (ouch!), que tenían un precio algo menor, pagamos el precio que nos indican, nos ponen un sello para poder entrar y salir libremente del Castillo.
Como decíamos al principio, no madrugamos demasiado y llegamos pasadas las 12 de la mañana por lo que el Combate de la mañana está casi finalizando. Pero no nos importa demasiado porque por la tarde habrá otro y son 4 horas de combate.
La ambientación es tal que hasta nos encontramos personajes disfrazados con ropaje de la época.
El Combate nos fascina desde el primer momento que nos sentamos a contemplarlo.
Los participantes van vestidos completamente con armaduras. Lo más importante con un yelmo que les cubre totalmente la cabeza y es que es mas que necesario porque los golpes que se dan son auténticos.
Nosotros pensábamos que sería tipo espectáculo en plan teatro. Pero todo lo contrario, vemos volar espadas y chocar contra la armadura del contrario, choques de espadas, golpes, empujones, e incluso puñetazos.
Al inicio de cada combate los luchadores se dan un abrazo amistoso. Es el único gesto cariñoso que vemos entre ambos, porque después cada uno se sitúa en su lado y empiezan los mamporros.
¡Nos está encantando!¡no sabíamos que esto sería tan emocionante!
Claro que a veces nos desconcierta un poco, porque mientras el locutor va narrando el combate, de repente vemos como tras un estoque de espada, empiezan a volar patadas y puñetazos, como si un combate de boxeo se tratara.
Pero según indican por la megafonía, en este deporte está permitido todo, aunque ese tipo de golpes no cuentan para la puntuación final del combate.
Desde aquí tenemos unas vistas magníficas del Castillo. La pena que al ser finales de Agosto, el sol cae sin piedad sobre nosotros y no hay ni una sombra en las gradas desde donde se ven los combates.
Sería un detalle de la organización para próximas ediciones que pusieran algún tipo de toldo para resguardarnos de la furia de Lorenzo.
Pero los combates siguen y nosotros nos hemos hecho auténticos fans de este deporte.
Mientras van cambiando y se preparan observamos cómo los luchadores necesitan ayuda para colocarse el yelmo. Y es que no queremos pensar cómo deben de estar dentro de esas armaduras que arden bajo el sol que estamos teniendo este día, además del peso que puede llegar a 30 kg. de peso la armadura completa.
Aunque cada combate es breve, entendemos que por estos mismos motivos.
Finalmente vemos como se proclama finalista un ucraniano, que todo sea dicho era el que más mamporros repartía.
Tras el espectáculo que nos ha encantado, estamos achicharrados y sedientos. Y por qué no decirlo, también hambrientos porque es la hora de comer.
Así que damos una vuelta por las diferentes tiendas, donde encontramos armaduras completas y varias cosas medievales como zonas de tiro con arco, armería, etc.
Por curiosidad me acerco a tocar estos yelmos, y el vendedor ya me advierte con un grito que no los toque, pero mi mano es más rápida….una milésima de segundo después entiendo el por qué de tal grito. Están ardiendo. Y es que no es para menos con toda la solana pegándolos directamente. Y sí,son de verdad y cada uno pesa un quintal.
Pobres luchadores lo que tienen que aguantar con el peso que supone la armadura completa y el calor que éstos cogen.
Como ya es la hora de la comida y no hay mucho más que ver por aquí, salvo el Castillo, damos una vuelta por la única zona donde sirven algo de comidas. Pero como es habitual en estos casos, es escasa, de mala calidad y bastante caro. Así que decidimos bajarnos andando hasta el pueblo y probar suerte en algún bar.
Lo que si nos atrevemos a probar es una botella de Hidromiel. Como sabréis una bebida muy típica de la época Medieval. Y no sabemos si la receta es la misma, pero tenemos que decir que está muy rica.
Salimos por una de las supuestas entradas al castillo, pero ésta se encuentra totalmente cerrada. Como ya estamos al lado del pueblo, con la que está cayendo, no nos apetece dar toda la vuelta, porque supone volver a subir al castillo y bajar rodeándolo hasta llegar nuevamente al pueblo. Así que hacemos un poco el cabra saltando por una tapia (la cabra tira al monte 😉
Damos un pequeño paseo de reconocimiento y preguntamos a algún lugareño por el bar del pueblo, creyendo que sólo tiene uno.
El hombrecillo nos indica que está enseguida un poco más adelante.
Pero cuando llegamos es un Mesón para comer de menú lo que no nos apetece demasiado.
Así que buscamos otras opciones y encontramos enseguida el típico bar de pueblo, que aunque está lleno, en el momento que llegamos encontramos una mesa en el interior, con el aire acondicionado. Hoy es nuestro día de suerte 😉
Así que comemos una hamburguesa, un sándwich y unos helados y nos lo tomamos con mucha tranquilidad y a un precio más que ajustado, todo sea dicho.
Pero hace tanto calor, que no podemos con nuestros cuerpos y nos metemos al pequeño jardín del Hospital de San Andrés de Belmonte, a descansar un rato.
Vemos que no somos los únicos porque a la sombra, hay varios bancos con diferentes personas reposando la comida. Otra vez tenemos suerte y encontramos un banco de piedra a la sombrita, donde descansamos un rato y sobre todo dejamos que se pasen un poco esta hora tan calurosa.
Finalmente no estamos mucho cuando volvemos hacia el Castillo. Donde la dura subida, a estas horas y con la barriga llena, nos deja exhaustos.
Pero iniciamos la visita al castillo que es una auténtica maravilla.
Si tu visita no coincide con las Batallas Medievales, lo que sería una pena, pero aún así te recomendamos totalmente la visita al Castillo.
Vamos recorriendo poco a poco cada rincón de este maravilloso Castillo.
Y es que a diferencia de otros, se encuentra todo absolutamente ambientado con mobiliario de la época y es posible subir a las diferentes almenas y torreones.
Así como podemos disfrutar de bonitas vistas desde las diferentes torres del castillo, donde además podemos encontrar muchos molinos de viento, tan característicos de los que nos habla El Quijote , aquellos gigantes con los que luchaba el caballero. Y aunque no son éstos en concretos de los que nos habla el libro, si que son muy similares y típicos de la zona de Castilla la Mancha.
Recorremos las diferentes plantas, subiendo por sus escaleras de madera, que a mi en parte me recuerdan a las escaleras de la película de Harry Potter (aunque se que esa similitud sólo está en mi cabeza, será el calor que me ha fundido el cerebro 😉 )
Recorremos las diferentes estancias del castillo donde encontramos mobiliario original de la época. Incluso encontramos unas letrinas. Como curiosos que somos, todos nos asomábamos ” a ver cómo eran”. Y sí, el agujero, daba directamente a una de las zonas exteriores del castillo, por lo que creemos que darían la voz de alarma para el que pasara por debajo en ese momento….. o quizá, no. Dependería si era amigo, o enemigo! 😉
Tenemos unas bonitas vistas de la comarca de Belmonte, aunque entendemos su buena situación, nunca fue asediado.
El patio de armas es otra de las sorpresas de este castillo, que fue restaurado completamente tras el pasado convulso y la variedad de propietarios que moraron por su interior.
El Castillo de Belmonte fue mandado construir por Don Juan Pacheco, primer marqués de Villena. Las obras se inician en 1457, y en 1472, fueron detenidas. En 1474 muere Don Juan Pacheco y es su hijo, Diego López de Pacheco, quien continuó con la obra de su padre, pero no le presta demasiada atención a su construcción y quedan muchos detalles por concluir.
Se produce el abandono del castillo y casi su total derrumbe en el siglo XIX. La heredera de la casa de Villena, Eugenia de Montijo, es la responsable de su restauración y de devolverle su esplendor original. Pero con la caída del imperio francés en 1870, cesa la restauración.
Es castillo es ocupado durante años por los dominicos franceses, que lo convierten en un monasterio. Tras la marcha de los dominicos es ocupado por el sobrino-nieto de la emperatriz, el Duque de Peñaranda, quien continua con la restauración.
Años más tarde, es también cárcel del Partido Judicial de Belmonte y posteriormente como academia mandos del Frente de Juventudes.
Nuevamente vuelve a ser abandonado y sufre un fuerte deterioro.
Actualmente es propiedad de la Casa Ducal de Peñaranda descendientes de la Duquesa de Alba
Así que si éstas paredes hablaran nos contarían un montón de anécdotas de diferentes épocas.
Pero como ésto no es posible, la empresa gestora del Castillo, ha realizado un gran trabajo, y a lo largo de toda la visita vamos encontrando numerosos carteles informativos. Además encontramos en una de las salas, una proyección con un breve resumen de la historia de esta fortaleza.
Además tenemos a nuestra disposición una audio guía, donde nos va contando todo lo importante según nos vamos a cercando a cada estancia.
Finalmente no se cuánto tiempo pasamos recorriendo el Castillo. Pero nos ha fascinado totalmente. Ya el sol ha bajado y podemos recorrer más tranquilamente cada una de las almenas y subirnos a los torreones más altos.
La afluencia de gente ha ido incrementándose a lo largo de la tarde, pero en estos momentos, están todos esperando nuevamente que empiece la segunda ronda de los Combates Medievales.
Así que disfrutamos de cierta tranquilidad recorriendo todo el perímetro de la muralla, sin apenas cruzarnos con nadie.
Y es que este rato es el mejor de todo el día, donde aprovechamos a hacer una buena sesión de fotos.
Encontramos hasta un punto geodésico en lo alto de una de las torres.
Finalmente regresamos a la zona de combate, porque la segunda ronda de combates va a empezar y con lo que hemos disfrutado esta mañana no queremos perdérnoslo por nada del mundo.
Esta segunda ronda tiene la peculiaridad que, aunque en principio no es cuerpo contra cuerpo, sino que serán combates de 3 contra 3, 5 contra 5 y 10 contra 10.
Así que comienzan los combates. A diferencia de lo que habían anunciado, hay aún combates individuales. Pero estos son menos interesantes que los de la mañana, porque las armas que llevan no son tan espectaculares.
Finalmente empiezan los combates grupales. Y apenas nos da tiempo a ver nada, porque son muy rápidos. Aquí es algo diferente a esta mañana, ya que en el momento que reciben un golpe del adversario, se tiran al suelo, quedándose inmóviles y perdiendo el combate.
A medida que van aumentado el número de luchadores, el combate es más rápido y apenas da tiempo a ver nada. En cuestión de segundos el cambo se llena de caídos y no sabes muy bien quién ha ganado.
Esta modalidad no nos ha gustado tanto como por la mañana.Como al final son muchos combates y apenas queda sol, decidimos dar por finalizada la jornada de hoy.
Un día diferente de Agosto que nos ha encantado. Los Combates Medievales no los imaginábamos así ni por asomo, pero son realmente adictivos. Y el castillo de Belmonte una maravilla descubrir los secretos que guarda en su interior, que aún sin ser estas fiestas, merece una visita. Y debido a su cercanía con Madrid, un buen plan para una excursión de un día desde Madrid.
Así que con una sonrisa pintada sobre nuestras bocas por este maravilloso día, ponemos rumbo a nuestro hogar, donde llegamos completamente de noche y cansados, pero felices.
Hasta pronto Belmonte.
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Una visión estupenda de una calurosa jornada. Me han encantado tanto las explicaciones como las fotografías. Un saludo.
Muchas gracias.Es un lugar increíble que merece mucho la pena ser visitado, y más se coincide con los Combates Medievales como fue nuestro caso. Muy recomendable 😉