Nuestro balance viajero y personal del 2018
Un año más nos encontramos en los últimos días del año haciendo balance de los propósitos que nos propusimos el año pasado para ver cuáles hemos cumplido y cuáles volveremos a proponernos para este año que entra.
Como ya hicimos en años anteriores (2014, 2015, 2016 y 2017) volvemos un año más a recordar esas partes del mundo que hemos tenido la suerte de conocer este año.
Si tuviera que elegir una palabra para definir el 2018, sería cambios. Ha sido un año de cambios tanto en lo personal, como en lo profesional, que inevitablemente ha afectado a nuestra manera de vivir en general y sobre todo a los viajes, en particular.
Comenzábamos el año con más tranquilidad por la estabilidad laboral, que por fin hemos conseguido y con un gran proyecto para este año en el horizonte, Japón. Pero sin saber muy bien por qué, no reservamos nada y fueron pasando los meses sin que le pusiésemos remedio.
En Febrero, iniciábamos la primera escapada del año, nuestra visita casi anual a San Sebastián.
Como ya nos pasara en otra ocasión, el fin de semana elegido fue el de mayor temporal en la península, donde la tónica habitual fue el corte de numerosas carreteras debido a las nevadas intensas que tuvieron lugar ese fin de semana.
Nosotros por el contrario, disfrutamos de buen tiempo y algo de lluvia, lo normal por esta zona y no podía faltar nuestra visita a una nueva sidrería vasca.
Eso sí, a la vuelta las carreteras estaban nevadas y algún que otro coche tuvo que soportar cortes y desvíos alternativos, pero llegamos a casa sanos y salvos.
En Semana Santa, coincidiendo con los días festivos, nos escapamos a Barcelona.
Ya era hora de volver y disfrutarla en condiciones.
Nos hizo un tiempo buenísimo los 4 días que estuvimos y recorrimos todo lo que pudimos, pero inevitablemente quedaron muchas cosas en el tintero y es que creo que Barcelona es tan intensa que necesitaremos mil viajes para conocerla a fondo.
Comenzamos con un Free Tour a recorrer la ciudad y así tener una primera toma de contacto con la ciudad.
Por ejemplo descubrir este secreto en el Barrio gótico de Barcelona, las columnas romanas de Augusto.
También decidimos tomar algo en el Mercado más famoso de Barcelona el Mercat de la Boquería.
En el mes de mayo, teníamos planeado un viaje por la zona de Matarraña pero tuvimos que posponerlo con fecha indefinida porque se cruzó en nuestro camino la casa de nuestros sueños y no tuvimos más remedio que comprarla.
Llevábamos tiempo buscando y por fin la encontramos, así que con todos los gastos que conlleva comprar y montar una casa, los viajes han sido lo primero en verse afectados.
En Junio no fue una escapada como tal, pero nos acercamos a ver la Rosaleda del Parque del Oeste e imaginamos cómo será vivir los campos de tulipanes en Ámsterdam.
En Agosto, aprovechando una escapadita al pueblo para ver campos de girasoles y además nos escapamos un día a Zamora que nos quedaba cerquita desde nuestro campamento base.
El día de regreso, gracias a Instagram, descubrí que muy cerquita de la carretera por la que pasábamos de regreso a Madrid se encontraba un lugar que tenía ganas de conocer. Fuimos a conocer otros campos de lavanda (anteriormente habíamos visitado los de Brihuega en Guadalajara) y visitar el pequeño pueblo de Tiedra y su castillo y así hacer un poco más llevadera la vuelta a la capital.
En Agosto un día de piscina decidimos que el viaje sería nacional para no gastar mucho dinero y visitaríamos Galicia, Salamanca y un poquito de Portugal. Nuestra ruta quedó de la siguiente manera:
Comenzamos pasando un fin de semana en Salamanca redescubriendo la ciudad.
Los dos la conocíamos así que nos lo tomamos con calma y descubrimos lugares que no conocíamos por ejemplo la Cueva donde el Demonio daba clases.
Continuamos el viaje por la zona de los Arribes del Duero y nos adentramos tanto en los Arribes Zamoranos como los Salamanqueses e incluso los portugueses.
Continuamos ruta de un par de días por Portugal donde conocimos Miranda do Douro, Bragança y Chaves, un autentico descubrimiento que nos encantó.
Continuamos con la ruta subiendo por Galicia iniciando el recorrido por las Rías Baixas y descubriendo la Galicia Termal de Orense y Caldas de Reis, y subiendo hacia la Costa da Morte, descubriendo el fin de la Tierra en Finesterre, la única cascada que desemboca en el mar Ezaro, y llegamos hasta A Coruña y terminamos recorriendo toda la costa de Galicia, bajamos por Lugo y descansamos el último día en la Playa de las Catedrales, para terminar el viaje de regreso a Madrid pasando un par de días también en el pueblo.
Una ruta intensa que nos llevó 13 días y más de 4.500 km aunque intentamos ajustar el presupuesto en lo máximo posible.
En Octubre y por motivo de nuestro Aniversario nos fuimos a pasar el día a Sepúlveda, el que dicen que es uno de los pueblos más bonitos de España.
También disfrutamos de un precioso atardecer en las Hoces del río Duratón.
En Noviembre y tras el intento fallido del año pasado (donde visitamos La Hiruela), conseguimos entradas, por fin para el famoso Hayedo de Montejo, donde a parte de disfrutar de los colores otoñales que tanto nos gustan, aprendimos un montón sobre las Hayas.
Y así entre viajes al Ikea y mudanzas y alguna escapada en el año hemos consumido este año que aunque no ha destacado por los viajes sí que ha supuesto un antes y un después en nuestra vida personal y de la misma manera en la forma de viajar que tendremos a partir de ahora.
Esperamos que el 2019 nos traiga muchos viajes pero sobre todo que mantengamos la salud que del resto ya nos encargamos nosotros.
¡Feliz Año nuevo!
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